La Vía Láctea

Un nuevo mapa para la Galaxia: científicos en Chile participan en artículo clave del Sloan Digital Sky Survey

  • La quinta fase del SDSS publicó su artículo fundacional, con participación de tres investigadores del grupo chileno La Vía Láctea. El trabajo describe los objetivos, desafíos y herramientas del ambicioso proyecto internacional que estudia la estructura y evolución de la Galaxia.

La astronomía moderna depende cada vez más de grandes bases de datos. Este principio guía al Sloan Digital Sky Survey (SDSS), una de las colaboraciones astrofísicas más influyentes del mundo, que recientemente publicó su artículo de presentación para la quinta fase del proyecto (SDSS-V). El paper titulado «The Fifth Sloan Digital Sky Survey (SDSS-V): A Panoptic Spectroscopic Survey of the Nearby Universe», resume los principales objetivos científicos, desafíos técnicos y herramientas de observación involucradas. Entre los más de 200 autores, figuran tres investigadores del grupo La Vía Láctea: Paula Jofré (UDP), Amelia Stutz (UdeC y CATA) y Sandro Villanova (UNAB), quienes han tenido un rol activo en distintas líneas del proyecto.

La nueva etapa del SDSS está organizada en tres grandes ejes: Milky Way Mapper, centrado en el estudio estelar de la Galaxia; Local Volume Mapper, que se enfoca en el gas interestelar cercano; y Black Hole Mapper, dedicado a núcleos activos y cuásares. El trabajo integra datos espectroscópicos de millones de objetos, capturados por telescopios en ambos hemisferios, combinando observaciones ópticas e infrarrojas para estudiar la dinámica, estructura y composición química del universo local.

Paula Jofré ha sido parte fundamental del Milky Way Mapper, liderando un grupo de análisis de abundancias químicas estelares observadas con el espectrógrafo infrarrojo APOGEE. “Este proyecto ha sido pionero en astrofísica de bases de datos, y ha impulsado el desarrollo de toda una generación de ciencia galáctica basada en espectros estelares”, señala. Su línea de trabajo conecta directamente con los orígenes del campo de la arqueología galáctica, que busca reconstruir la historia de la Vía Láctea a partir de las propiedades químicas y cinemáticas de sus estrellas.

Jofré destaca que este enfoque fue uno de los motores iniciales del proyecto. “Cuando hice mi tesis, no existía Gaia ni espectros de alta resolución como los de ahora, pero ya entonces el SDSS estaba sentando las bases. El APOGEE fue una gran apuesta por el infrarrojo, que permite observar regiones con mucho polvo, como el disco galáctico y el centro, aunque los espectros infrarrojos son más difíciles de analizar”.

Orión como laboratorio de retroalimentación estelar

Por su parte, Amelia Stutz ha estado involucrada en el desarrollo del Local Volume Mapper (LVM), un instrumento que cartografía el gas caliente de la Galaxia con alta resolución angular y espectral. Su línea de investigación busca entender cómo las estrellas en formación afectan su entorno, en particular a través de los procesos de retroalimentación estelar (“feedback”).

“El objetivo es medir los efectos e impactos de las estrellas sobre el gas frío natal donde están naciendo. El feedback representa una de las grandes ambigüedades en la formación estelar. Sabemos que tiene que existir para desacelerar la tasa de formación de estrellas, pero no entendemos aún bien cómo funciona”, explica. LVM permite estudiar directamente este fenómeno al capturar el gas caliente que está sujeto a los efectos del «feedback».  En combinación con datos a longitudes de onda (sub)milimétricas, representando gas frío, como los obtenidos con el telescopio ALMA capturamos las fases del gas de manera más completa con la meta de entender los procesos de formación de cúmulos de estrellas.

Uno de los focos actuales de su trabajo es el complejo de nubes moleculares de Orión. “Orión es un excelente espécimen: está cerca, pero sigue siendo representativo de las nubes de la Galaxia. LVM ha dedicado muchos recursos para capturar todo este complejo y así comprender mejor los mecanismos que controlan la evolución del gas interestelar”.

Cúmulos globulares como testigos del pasado

Sandro Villanova, académico de la Universidad Andrés Bello, sede Concepción y también coautor del artículo, participa activamente en la línea de estudio de poblaciones estelares antiguas dentro del eje Milky Way Mapper. Su objetivo es identificar propiedades clave de cúmulos globulares en diferentes componentes de la Vía Láctea, para comprender los procesos físicos que dieron origen a nuestra galaxia.

“Los cúmulos globulares son testigos sobrevivientes de la formación temprana de la Vía Láctea. Por su edad y características, nos entregan edades precisas y abundancias químicas detalladas, siendo trazadores poderosos de la arqueología galáctica”, explica Villanova.

El trabajo que lidera se centra en el análisis de cúmulos ubicados tanto en el bulbo como en el disco galáctico, regiones que poseen poblaciones significativas de estos sistemas estelares. Utilizando datos infrarrojos recientes, incluyendo espectros e imágenes, su equipo investiga la composición química, cinemática y órbitas de los cúmulos, así como su edad precisa.

“Comparar cúmulos del bulbo y del disco con estrellas de campo, con cúmulos del halo y con modelos de evolución química nos permite reconstruir con mayor claridad el proceso de ensamblaje de la Vía Láctea”, añade.

El texto completo del artículo está disponible en arXiv.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio